miércoles, 19 de noviembre de 2025

"Doga", nuevo álbum y nuevo mundo de Juana Molina


Juana Molina es una artista argentina singular, carismática, entretenida e impredecible, cuya carrera desafía lo convencional con gran astucia e ingenio. Nacida en una familia de artistas (su padre fue el conocido político y actor Chunchuna Villafañe), su camino en la música no fue lineal, sino una revelación tardía y profundamente personal. Antes de convertirse en una figura respetada de la música experimental, Molina fue una actriz y comediante de gran éxito en la televisión argentina. Sin embargo, impulsada por una necesidad creativa ineludible, abandonó la fama televisiva en la cúspide de su carrera para dedicarse por completo a la música. Ocho álbumes después, nos presenta Doga, su más reciente producción.

El estilo de Molina es un universo sonoro propio, a menudo etiquetado como folktrónica o electrónica experimental con raíces folklóricas. Su música se caracteriza por ser etérea, atmosférica y construida meticulosamente capa por capa. Combina la calidez de la guitarra acústica y los ritmos sutiles del folklore argentino con loops electrónicos, sintetizadores y su voz susurrante y onírica. Su proceso creativo es íntimo y solitario; ella graba y produce la mayoría de sus álbumes en su estudio casero. El resultado es una música hipnótica, que se siente a la vez ancestral y futurista, diseñada para una escucha atenta más que para el consumo masivo.

Aunque su música es altamente original, se pueden percibir influencias sutiles de la música tradicional argentina (zambas, chacareras), la música minimalista (Steve Reich) y artistas experimentales (Björk, Laurie Anderson). Su mayor logro es haber forjado un camino artístico sin concesiones, ganándose el respeto de la crítica internacional y una base de seguidores de culto. Ha sido elogiada por músicos como David Byrne, quien la incluyó en su serie de compilaciones Luaka Bop, y ha realizado giras por todo el mundo, tocando en festivales prestigiosos como el Coachella y el Roskilde.

Entre la discografía más destacada de Juana Molina se traza un arco de evolución desde el folk más tradicional hacia la experimentación electrónica total álbumes como: Rara (1996), marca su debut, aún cercano al formato canción-folk, pero ya mostrando destellos de su enfoque único de carácter sofisticado. Segundo (2000), marcó un punto de inflexión claramente. Aquí Molina consolida su sonido "loopeado" y atmosférico, recibiendo aclamación de la prensa internacional, especialmente en Estados Unidos y Europa. Tres deseos (2004), continuó explorando la fusión electrónica-acústica con mayor sofisticación y ritmos más pronunciados y el aclamado -y uno de nuestros favoritos- Halo (2017), que se establece como un álbum mucho más maduro y aclamado, que perfecciona su sonido característico con texturas densas y una producción impecable; ganando reconocimiento y la atención global en medios como Pitchfork y The Guardian.

Cuando el mundo se paralizó por la pandemia, Juana estaba terminando su presentación en el escenario del Festival NRMAL en la Ciudad de México el 6 de marzo de 2020. Esa presentación en México se convirtió en su primer álbum en vivo: ANRMAL (RGS/Crammed, 2020), un excelente documento en vivo con un repertorio basado en Wed 21 (2013), Halo (2017) y el EP de remezclas Forfun (2019).

Con la creación de DOGA (2025), llega su octavo álbum de estudio y el primero con composiciones originales en ocho años. Un disco que tardó casi seis años en gestarse. Fue como preparar una comida para seis comensales con ingredientes para un ejército. La abrumadora cantidad de grabaciones paralizó a Juana hasta el punto de que, en un momento dado, pensó que era imposible terminar un álbum.

«Siempre que termino un álbum, siento una inercia que me impulsa a seguir grabando», comenta, pero podemos situar el inicio del proceso de composición y grabación de este nuevo trabajo en 2019, durante la preparación de una serie de conciertos llamada «Improviset», que Juana ofreció junto al teclista Odín Schwartz.

La idea era tocar como si estuviera en casa, es decir, improvisar”, explica Juana. “Éramos un dúo, principalmente con sintetizadores y secuenciadores analógicos. Grabamos todo —muchísimas horas— porque era imposible reproducir lo que hacíamos; tanto los ensayos como los conciertos eran únicos. Algunas de esas ideas las retomamos después”.

El fin de la pandemia trajo consigo varios avances: junto a su productor y actual manager, Mario Agustín de Jesús González (alias Marito), Juana fundó el sello Sonamos, que lanzó, entre otros títulos, magníficas reediciones conmemorativas como Música 4 ½ (1971, el álbum fundacional del candombe uruguayo) y Segundo de Molina (2000, un disco clave en la discografía de la artista). También retomó las presentaciones en diversos formatos (conciertos en solitario, improvisaciones con Odín Schwartz o dúo con el baterista Diego López de Arcaute) en Estados Unidos, Europa y Asia, y rompió contratos con las discográficas que habían publicado su trabajo en diferentes regiones. De esta manera, Juana se convirtió exclusivamente en su propia artista.

Mientras tanto, la nueva música seguía gestándose, y en la primavera de 2022 reservó diez días de grabación en el estudio Sonorámica en Córdoba, Argentina. “Trajimos una preselección de las grabaciones de Improviset, y ahí las ideas para nuevas canciones aparecieron con mayor claridad”, dice.

Aprovechando el impulso de Córdoba, su estudio casero en las afueras de Buenos Aires se convirtió en el refugio para largas y extensas sesiones. A mediados de 2024, ya tenía cinco canciones esbozadas y aún le quedaba un mar de grabaciones por explorar para intentar convertirlas en un álbum. “Después de Sonorámica, pasé dos años más componiendo; sentía que no tenía nada. Hasta que un día Marito empezó a organizar lo que tenía y nos dimos cuenta de que habíamos acumulado 30 horas de ideas. Eso me entusiasmó, pero a la vez me paralizó al tener que decidir qué camino tomar, porque había cosas muy dispares. Incluso fantaseamos con hacer un triple álbum, uno de ellos instrumental”.

A principios de 2024, Mario propuso terminar el trabajo con un productor externo, alguien con una perspectiva fresca para el nuevo material. En ese contexto, surgió Emilio Haro, conocido por el equipo por su producción en el primer LP de Carolo, lanzado por Sonamos en 2023.

Emilio Haro se unió al proyecto en su etapa final, pero su influencia fue quizás decisiva: «Se entusiasmó muchísimo desde el principio, y podría decir que sacó más de mí que nadie antes», concluye Juana. «Yo grababa una guitarra y él me pedía que grabara más: sonidos diferentes, arreglos diferentes, ideas diferentes. Luego tomaba las grabaciones y programaba cosas por su cuenta; muchos de esos elementos acabaron en el disco. Me gusta su visión general de las canciones, la estética de las mezclas. Yo soy más directa; no suelo usar efectos de postproducción, y pensé que Emilio tenía un gran dominio para crear espacios sonoros».

Compuesto por 10 temas repartidos en las cuatro caras de un doble LP a 45 rpm, con su título polisémico, una extraordinaria portada de Alejandro Ros y producido con orgullo íntegramente por Sonamos, DOGA se sitúa automáticamente en el singular territorio de la música popular que caracteriza la discografía de la artista. El álbum concentra todas las cualidades que definen la música de Molina y va un paso más allá en la constante búsqueda de lo singular, donde las influencias son difíciles de detectar. Melodías espontáneas, sonidos etéreos y orgánicos, gestos minimalistas y sutiles, la repetición como recurso estético, una armonía austera y aparentemente estática, letras como capas concéntricas; un paisaje familiar pero siempre sorprendente para sus seguidores y una excelente puerta de entrada para quienes se adentran por primera vez en sus composiciones.

Con este lanzamiento, Juana Molina permanece como una de las exponentes con el uso de voces más originales y valientes de la música latinoamericana contemporánea, una artista que elabora su arte de una manera original y siguiendo sus reglas como si estuviese diseñando su propio mundo; el mismo que eligió para mantener su integridad creativa sobre el estrellato comercial.


Las derechos de las imágenes, fotografías y videos mostrados son propiedad de sus respectivos autores y propietarios.
El uso de estas imágenes es solo con fines ilustrativos, para uso cultural o para representar hechos históricos.
Escrito contiene extractos del comunicado de prensa oficial de Sonamos en Bandcamp.